Aunque las redes sociales sirven de medio para denuncias como las de #GuateRacista, también replican expresiones de odio hacia los pueblos indígenas de Guatemala. Eso sostiene un informe publicado en febrero de 2020 por la organización Guatecambia y la Fundación María y Antonio Goubaud Carrera (MAG), dedicadas a fomentar el diálogo entre los pueblos maya, xinka, garífuna y ladino o mestizo en el país.
Ese reporte, que analizó el comportamiento de los usuarios en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube, fue enmarcado en el último proceso electoral, entre abril y septiembre de 2019. Reveló que los insultos racistas casi siempre se dirigen a “mujeres mayas, en primer lugar, pueblos indígenas o sus instituciones y mujeres en general”.
De acuerdo con los hallazgos, algunos de los términos peyorativos utilizados con más frecuencia son: “resentidas”, “abusivas”, “ignorantes”, “pendejas”, “manipuladoras”, terroristas”, “india puta”, “india de mierda” y “pinche india”.
Con la herramienta SentiOne, empleada para este reportaje, también se detectaron nueve palabras asociadas a los indígenas que llevan cargas negativas cuando los usuarios las utilizan con una emoción en las plataformas digitales. El portal hizo la medición desde agosto de 2019 hasta agosto de 2020. El tono positivo puede denotar alegría o entusiasmo, mientras que el negativo puede significar desprecio, asco, entre otros.
Hay siete palabras cuyas menciones negativas duplicaron o estuvieron cerca de doblar las positivas: “chancluda”, “chancludo”, “cholojera”, “cholojero”, “tendera”, “tendero” e “indio”.
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
Para la antropóloga guatemalteca Alejandra Colom, este conjunto de términos refleja el racismo en las relaciones particulares entre individuos. “Son palabras más coloquiales. Se usan, por ejemplo, cuando se ven a indígenas en lugares públicos. No son términos que refieren a un colectivo. Esos llevan una carga más negativa porque pueden representar amenazas políticas o económicas si defienden sus causas”, explica.
El análisis hecho con SentiOne confirma este planteamiento: las publicaciones negativas del vocablo “indígena” triplicaron las positivas. Por su lado, las menciones negativas de “xinka” superaron más de ocho veces las positivas.
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
“Estas dos palabras hacen referencia al grupo y se usan en contextos políticos. Por ejemplo, nadie habla de las propuestas del derecho maya, sino del indígena. Y los xinkas se involucraron en política para reclamarle al Estado y defender sus territorios de la minería. El caso iniciado en 2017 por la presencia del yacimiento de plata, oro, plomo y zinc en San Rafael, Santa Rosa, es icónico”, expone Colom.
En el mismo ejercicio con la herramienta SentiOne, los vocablos “garífuna” y “maya” tuvieron una mayor carga positiva que negativa.
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
Fuente: elaboración propia con base en datos de SentiOne de agosto de 2019 a agosto de 2020
El antropólogo y arqueólogo Diego Vásquez Monterroso interpreta que este cambio de la carga sentimental en los términos está lejos de indicar la disminución del racismo en el lenguaje. A su criterio, se debe a la información turística que suele rodear las dos palabras.
“Está el estereotipo de que los garífunas solo bailan punta y todos lo ven bonito. Con los mayas, pueden referirse a los de las postales de Atitlán o Antigua o a los de la época prehispánica. De cualquier manera, es una palabra más aceptada porque se utiliza en contextos folclóricos e históricos”, arguye.
En 2017, el expresidente del Parlamento Xinka denunció ante el MP un comunicado del Ministerio de Energía y Minas (MEM) que negó la existencia de su pueblo. Su caso sigue en investigación y es una de las historias alrededor de la mina San Rafael en Santa Rosa. Escúchala aquí.
Según MAG y Guatecambia, en las redes sociales no solo hay cabida para los mensajes racistas. Su estudio expone que en estos espacios digitales también se expresan ideas de apoyo a las comunidades indígenas, sin reducirlas al folclore.
“Las respuestas de afinidad y apoyo, por una parte, y de rechazo de los comentarios racistas y machistas, por el otro, crecieron exponencialmente en las respuestas y los comentarios de los usuarios”, establece una de las conclusiones del informe.
Marta Elena Casaús Arzú, directora de la investigación y socióloga guatemalteca radicada en España que estudia el racismo en su país natal desde hace más de 30 años, explica que estas ideas de respaldo surgieron en los sectores urbanos y ladinos del territorio nacional.
“Los medios de comunicación abrieron espacios a influencers e intelectuales jóvenes mayas, de mucha incidencia y con un gran número de seguidores para que difundan sus argumentos antirracistas en esos sectores. Y muchos ladinos los siguieron”, dice la catedrática, que también dirigió el Diagnóstico del Racismo en Guatemala en 2006.